Acabamos el anterior post citando a un libro de referencia para este blog: Scorecasting: The hidden influences behind how sports are played and games are won, en el cual en base al análisis estadístico de diferentes grupos de datos en diversos deportes Jon Wertheim y el economista Tobias Moskowitz llegaron a la conclusión que la responsabilidad del factor campo recae básicamente en los árbitros.
Uno de los estudios que se citan en el libro lo hicieron dos economistas españoles, que en 2005 pretendieron comprobar como la presión social influye en las decisiones humanas. Luis Garicano y Ignacio Palacios-Huerta contaron los minutos adicionales que los árbitros añadían en la liga española, teniendo en cuenta el resultado del partido en el minuto 90.
En la mayoría de los casos los colegiados añadieron alrededor de tres minutos de media, pero cuando la diferencia era de solo un gol se producía una variación clara: si ganaba el equipo de casa la media bajaba hasta situarse alrededor de los dos minutos y, por contra, si era el equipo de fuera quien tenía ventaja de un gol, la media de minutos de descuento subía hasta cuatro.
Para descubrir alguna cosa más sobre eso he analizado cuántas faltas por partido se han señalado a los equipos de casa y a los de fuera durante los últimos diez años, y también cuántas tarjetas amarillas y rojas se les han enseñado.
El resultado es que en el global de las cinco ligas se silban un 2,9% más de faltas en los equipos de fuera que a los de casa, pero en algunos países incluso son más sancionados los equipos locales. Pero la diferencia se dispara cuanto más grave es la sanción: los equipos de fuera ven un 20% más de tarjetas amarillas que los de casa y hasta un 46% más de tarjetas rojas. Es cierto que mientras que los árbitros silban más de 10.000 faltas por temporada, solo enseñan unas 100 tarjetas rojas, hecho que facilita que en este aspecto las diferencias porcentuales sean más altas, pero viendo los datos no parece ninguna tontería pensar que los árbitros favorecen más a los equipos de casa cuánto más difícil es la decisión que deben de tomar.
Menos faltas, mismas tarjetas
De los datos estadísticos de estas diez temporadas se pueden extraer otros hechos curiosos: el número de faltas silbadas ha bajado de manera evidente en todas las ligas, y concretamente en la liga española se ha pasado de casi 15.000 la temporada 2005-2006 a menos d’11.000 por temporada durante los últimos tres años. Globalmente en las cinco grandes ligas en diez años los árbitros han pasado de silbar unas 35 faltas por partido a silbar alrededor de 28. La evolución es muy similar en cuatro de las cinco competiciones, pero en el fútbol inglés el comportamiento es bastante distinto, y los datos confirman claramente uno de los tópicos más clásicos del fútbol europeo: en el fútbol inglés es claramente donde los árbitros dejan jugar más. También en este aspecto se tiende, aun así, a una homogeneización, ya que diez años atrás en Inglaterra se pitaban unas 13 faltas menos por partido que en las otras ligas, en las dos últimas temporadas la diferencia se ha situado alrededor de 7.
Este claro y continuado descenso en el número de faltas por partido no ha ido acompañado de un descenso en el número de tarjetas amarillas: en general, se enseñan alrededor de 4 por partido, una cifra que casi no ha cambiado durante los últimos 10 años. En la liga española es donde se enseñan más (5,2 por partido) i en Inglaterra donde menos (3,2). Sí que se observa una ligera bajada en el número de expulsados, pero la tendencia no es ni mucho menos tan destacable como en el número de faltas. De media en las cinco competiciones se enseñan 0,25 tarjetas rojas por partido, es decir, cada 4 partidos hay un expulsado. También en este aspecto España lidera el ‘tarjetómetro’, ya que mientras que aquí los árbitros expulsan de media un jugador cada 263 minutos en Inglaterra un jugador abandona el campo cada 518.