La línea que separa al espectador del jugador en el béisbol es terriblemente delgada. El campo no se acaba con las rayas, y a menudo los jugadores se caen o entran en las gradas para conseguir una eliminación. El gol del béisbol es golpear la pelota hasta fuera del campo, y el sueño de todo aficionado, cogerla. Sin saber esto no se puede entender que una afición, y casi una ciudad entera, puedan culpar a un espectador de una derrota de su equipo. Pasó en octubre de 2003. Los Chicago Cubs estaban a un paso de llegar a la final de la liga americana de béisbol por primera vez desde un lejano 1945. >>> “El aficionado más trágicamente famoso de Chicago vive escondido”
El aficionado más trágicamente famoso de Chicago vive escondido
Lo que hizo hace trece años desató una polémica que todavía dura